La correa trapezoidal fue inventada en 1917 por John Gates. Revolucionó la transmisión de potencia.
Es la correa de tracción más utilizada. Evita los problemas de deslizamiento y alineación y transmite más potencia que una correa plana.
Se utiliza, por ejemplo, en variadores de velocidad.
Esta correa se fabrica sin empalmes y tiene forma trapezoidal (V).
En las instalaciones, encaja en una polea que también tiene una ranura en forma de V, por lo que no puede deslizarse. Este perfil en V también garantiza una mejor transmisión de la fuerza de tracción.
Otra ventaja de la correa en V es que no requiere mucha tensión durante el montaje. Para potencias elevadas, pueden montarse dos (o más) correas trapezoidales una al lado de la otra; este sistema se conoce como "transmisión por correa múltiple".
Pueden ser de caucho o polímero, con o sin refuerzo de fibra (algodón, poliamida, poliéster o acero o aramida) para aumentar su resistencia. También existe una gama de correas trapezoidales articuladas. Pueden ajustarse en longitud retirando los eslabones necesarios, y tienen las mismas características de potencia y velocidad que las correas sin empalmes. Funcionan con las mismas poleas.